Blanco

Austin poseía una costumbre heredada, algo muy peculiar, tenía que ser el último en el parque de juegos a la hora de entrar a dormir para que lo cojan en brazos y ser achuchado por papis.

Eso decía mucho de él, cariñoso en extremo y muy inteligente a la vez.

Visualmente era muy espectacular, elegante, con una impresionante cabeza y una espectacular estructura.
Se complementaba muy bien con su hermano Alejandro, los dos con sus virtudes son parte de la piedra angular de nuestro kennel.

Te fuiste demasiado temprano a los diez años por culpa de un tumor maligno, pero te quisimos hasta el último instante y eres y serás parte importante de nuestros recuerdos y nuestro corazón.